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martes, 27 de diciembre de 2011

Taller de galletas

Carolina nos ha mandado esta información tan útil para estas fiestas


Un papá de la escuela del año pasado tiene un blog de cocina para niños muy entretenido:


http://www.elmonstruodelasgalletas.com 


Os pegamos una de sus últimas entradas:


La cocina es por regla general diversión. Pasarlo bien cocinando para otras personas o para uno mismo. Y no hay nada mejor, o no debe haber nada mejor, que ver cocinar a los peques de la casa mientras se lo pasan bien. Con esta idea vamos a hacer un taller de galletas en Apetit´Oh , para los peques mientras los papás (mamás, tías o tíos, abuelas o abuelos, etc.) les ayudan y se divierten también.


Objetivo principal ,del taller de galletas, por lo tanto: ¡Pasarlo bien!, mientras:

• Manoseamos masas
• Estiramos masas
• Cortamos masas con formas divertidas
• Decoramos galletas


Haremos las siguientes recetas, algunas de las cuáles podéis encontrar en este blog. E incluso intentaremos hacer una versión sin gluten.


• Cookies de m&m´s o Lacasitos
• Las cookies del Monstruo de las Galletas
• Hombrecitos de jengibre y los decoraremos
• Galletas con diferentes formas para decorar



El taller tendrá lugar el próximo 3 de enero de 17.30 a 19.30 en Apetit´Oh

jueves, 15 de diciembre de 2011

Que te lo dicen los Reyes Magos...

Hola a tod@s!!

¿quién mejor que S.S.M.M los Reyes Magos de Oriente para "asesorar" a nuestros pequeños?
Si os aptece personalizar una conversación entre vuestros hijos y el lejano oriente, pinchad en el siguiente link y a disfrutar de sus caritas...

www.navidadessorprendentes.com

miércoles, 14 de diciembre de 2011

En respuesta a vuestros comentarios: ¿Agendas SÍ o NO?

Hace algún tiempo una mamá aprovechó el buzón de sugerencias de la escuela para pedir que las agendas de comunicación entre familia - educadoras no fuera sólo para las clases de bebés, si no que continuasen en todos los niveles. Lo pusimos en conocimiento de la escuela y esto es lo que nos han contestado:

Estimadas familias,
Las coordinadoras de nivel nos hemos reunido para tratar la pregunta que muchas familias se hacen sobre la continuidad de las agendas en los niveles de 1-2 y 2-3 años.
Entendemos que en bebés es necesario formalizar una comunicación muy explícita con vosotros ya que hay muchos detalles que contemplar a lo largo del día que se pueden pasar por alto en un momento determinado, por eso sí que consideramos necesario el uso de la agenda en este nivel. Siendo crucial detallar de manera precisa cuestiones de suma importancia en los niños de esta edad tales como las diferentes tomas de biberón, las deposiciones, las horas de sueño… que es menos eficiente mostrar en un panel informativo. 
En los niveles de 1-2 y 2-3 años, entendemos que las rutinas diarias deben mostrarse en un panel porque:
1º.         De esta manera las rutinas se reflejan de una manera más gráfica, pormenorizada y sostenible.
2º.         Para nosotras una parte fundamental de nuestra labor educativa es el intercambio diario de información con las familias. Estos momentos de contacto personal son el momento de la entrada donde vosotros nos contáis cualquier incidencia que debemos conocer y el de salida donde os comunicamos cómo ha pasado el día en el aula vuestro hijo o hija. En caso de no poder hablar personalmente con vosotros podemos contactar mediante una nota escrita o una llamada telefónica por ambas partes. En cualquier caso, para cualquier tema de especial relevancia tenéis a vuestra disposición las tutorías.
    Nuestra dedicación es al 100% para los niños y niñas de nuestra escuela acompañándolos en su crecimiento y preferimos dedicar el tiempo en una comunicación directa y un trato personal con vosotros, tal y como lo hemos hecho hasta ahora.
     De todas formas, os agradecemos que sigáis sugiriendo cosas para mejorar  y aquí estamos abiertas a todas vuestras sugerencias.

     Muchas gracias por formar parte de nuestra Escuela.
Coordinadoras de nivel.
Natalia (2-3), Ana M. (1-2) y Eva (0-1)
¡Muchas gracias por vuestro comentarios!

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Educar sin prisas

Os dejo una "joya" de la revista Crecer Feliz. Teniendo en cuenta que los tiempos "corren" mucho, a veces está bien parar a tomar aliento y descubrir lo que nos rodea... y lo que rodea a nuestros hijos:

Slow parenting es una nueva tendencia educativa que defiende una enseñanza en la que se respete el ritmo de desarrollo de cada niño y sus necesidades concretas. En definitiva, una educación sin prisas.

Educar sin prisas

Lunes, pintura; martes, natación; miércoles, inglés… y así hasta el fin de semana, cuando hay que terminar los deberes pendientes, asistir a la exhibición de baile del cole, quedar con unos amigos...

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pero es posible que, sin darnos cuenta, estemos convirtiéndonos en una generación de padres helicópteros cuyas hélices giran cada vez más deprisa, sin dejar tiempo a los niños para ser precisamente eso, niños.

Esto es lo que afirman los seguidores del movimiento slow parenting, que aboga por una educación más relajada y tranquila con la que los críos puedan ir descubriendo el mundo en el que viven sin prisas.

“La vida no es una carrera; es un viaje, un descubrimiento para hacer juntos”, nos cuenta Carl Honoré, autor de, entre otros libros, “El elogio de la lentitud” y uno de los principales gurús de esta nueva tendencia educativa que cada vez cuenta con más adeptos en Estados Unidos y Europa.

“Hace unos años –continúa Honoré– mi vida era una carrera contrarreloj. Un día me encontré comprando para mis hijos el libro “One minute bedtime stories” (algo así como “Cuentos para dormir de un minuto”) y me di cuenta de que no estaba viviendo la vida, sino pasando por ella a toda velocidad. Pensar en leer Blancanieves en sesenta segundos fue lo que me salvó”.

Tu peque es único
Pero ¿qué es lo que está haciendo de nosotros padres acelerados y competitivos? El cambio social de los últimos años tiene mucho que ver. Para empezar, las familias son hoy más pequeñas, de manera que la atención que en generaciones anteriores había que repartir entre cuatro o cinco hijos, ahora se dedica a dos o, como mucho, tres niños.

Por otro lado, el hecho de que la edad para ser madre se haya retrasado parece llevar implícito un mensaje subliminal: tenemos que hacer las cosas a paso ligero porque hemos empezado más tarde. Y no hay que olvidar el consumismo que impera en nuestra sociedad, que en muchos casos nos crea la imperiosa “necesidad” de que a nuestros hijos no les falte ni uno de los últimos “gadgets” del mercado.

Los defensores del slow parenting aseguran que uno de los principales problemas de esa continua competencia entre padres es que estamos perdiendo la confianza en nosotros mismos y dejando de creer en nuestros instintos. Y parece que no les falta razón: en una reciente encuesta llevada a cabo por el portal Netmums, muchas de las madres confesaron que solían mentir a otras madres sobre lo que daban de comer a sus hijos o el tiempo que les dejaban ver la tele.

“Conviene recordar que no hay una fórmula mágica y universal para educar a nuestros hijos, porque cada niño es único. Como familia debemos poner en práctica lo que mejor funcione para nosotros y dejar de compararnos con el resto”, dice Honoré.

Por otro lado, aunque hasta cierto punto presumir de nuestros hijos es natural e inevitable, los psicólogos apuntan el riesgo de que con ello no les dejemos ser como son, sino como nosotros queremos que sean. “Yo lo vi claro después de que la profesora de mi niño de 7 años me dijera que tenía un talento especial para la pintura. Me fui a casa orgulloso pensando en cómo potenciar el talento de mi pequeño Picasso, pero cuando le dije que iba a tener un tutor, me contestó que lo que él quería era pintar tranquilamente”, explica Carl Honoré.

martes, 6 de diciembre de 2011

Guía para fortalecer la relación entre hermanos

Hola a tod@s, la mamá de Eider y Olatz (pulpos y cangrejos) nos ha facilitado una completa guía donde se puede aprender a fortalecer los lazos entre hermanos. Esperamos que os sirva porque es muy interesante. Muchas gracias!!


Guía para fortalecer
la relación entre hermanos
Escrito para BabyCenter España


Cuando descubriste que estabas embarazada otra vez probablemente pensarías en los beneficios que puede traer un hermanito a tu primogénito y no en la rivalidad que puede provocar. Pero las peleas por los juguetes, las discusiones en el asiento trasero del coche y las peleas a la hora de cenar son de lo más normal cuando hay dos o más niños en casa.

Ayudarlos a llevarse bien mientras crecen es uno de los retos más importantes a los que se enfrentan los papás y mamás. Sigue leyendo para descubrir algunas de las estrategias que sugieren otros padres y nuestros expertos, para manejar los conflictos entre hermanos y crear lazos que durarán toda la vida.
  
Deja que tus hijos se cuiden entre sí
Por muy raro que suene, la geometría es una herramienta muy útil para establecer la base de una relación armoniosa. Tendemos a pensar que la familia es una especie de triángulo con los padres en la cúspide, dirigiendo a los niños. Esto es lo que dice Janis Keyser, coautora de Becoming the Parent You Want to Be (Cómo convertirte en el padre que deseas ser) y educadora para padres en California. Pero en lugar de un triángulo, es más útil visualizar un círculo en el que todos los miembros de la familia tienen algo que contribuir.

La idea, añade Keyser, consiste en animar a los niños a jugar un papel activo en el sistema de apoyo familiar. Con la práctica, serán menos rivales y más colaboradores.

"Yo lo llamo evadirme de mi trabajo", dice Keyser. "Como madre, por mucho que me guste cuidar de mis hijos y darles cariño, tengo que dejarles espacio para que se cuiden entre ellos. Eso les permite explorar una interacción que pueden ir desarrollando a lo largo de sus vidas".

Keyser cuenta una anécdota de su propia vida, la vez que su hijo Calvin, jugando cuando tenía 4 años le dio una patada sin querer a su hermanita Maya. Keyser logró aguantarse las ganas de ir a consolar a la niña y dejó que lo hiciera el propio Calvin. Poco después, Maya dejó de llorar y sonrió a su hermano.

Esa experiencia le permitió a Calvin verse a sí mismo como una persona compasiva en lugar de como un chico problemático. Y Maya pudo ver a su hermano mayor como alguien cariñoso y dulce.

A lo largo del día hay muchas oportunidades para animar a tus niños a demostrar cariño: deja que el mayor le lea a su hermanita un cuento antes de acostarse; pregúntale a la pequeña si quiere darle un abrazo al mayor antes de la siesta. Sugiérele al pequeño que le dé a su hermana mayor un beso cuando ésta llora porque no la invitaron a una fiesta. Cuando uno de los niños tiene problemas con algún amigo o está frustrado por tener que recoger el tren del salón, puedes preguntarle al otro: "¿Cómo le puedes ayudar?".

Un día te darás cuenta de que tu precaria posición en lo alto del triángulo ha cambiado por otra más segura dentro de un círculo familiar más equilibrado.
  
Respeta la individualidad de cada hermano
A veces es tentador decirles a tus hijos que los quieres por igual, pero la realidad es que ellos no quieren oír eso. "Ellos quieren saber que los quieres de forma especial, no por igual", dice Adele Faber, coautora de un libro que hizo historia: Siblings Without Rivalry. (Hermanos sin rivalidad).

"Conocí a una madre que les decía a sus hijas: 'Sóis mis tres ositas. Os quiero a todas por igual'. Pero eso no las dejaba satisfechas", dice Faber. En lugar de eso, podrías decir algo así: "Eres mi única Margarita. En el mundo entero no hay nadie como tú. Nadie tiene tu imaginación, tus sentimientos ni tu manera de hacer las cosas. Tengo mucha suerte de ser tu madre".

El objetivo es que cada hijo se sienta valorado como un individuo. Otra manera de hacer esto es ofreciendo halagos específicos: "¡Qué bien! Te has abrochado la camisa tú solita". "Has limpiado el plato sin que te lo diga yo". "Al darle un trozo de esa magdalena a tu hermana le has hecho sentir bien".

Ten cuidado de no comparar, dice Faber. Nada genera más resentimiento que alabar a uno a expensas del otro. Por ejemplo, evita comentarios como estos: "¿Por qué no puedes vestirte como se viste tu hermana? Ella siempre se va bien arreglada", o "Tu hermanito tiene mejores modales que tú, ¡y ya tienes 6 años!".

Incluso comparaciones elogiosas pueden generar hostilidad entre hermanos. Puede que tus intenciones sean buenas cuando le dices al mayor: "Ya te vistes solo, como un hombrecito, no como el bebé". Pero lo que puede suceder es que el mayor se esfuerce tanto en ser siempre mejor que su hermano pequeño, que se sienta amenazado cuando éste crezca y sea capaz de vestirse solo.

Asimismo, intenta evitar identificar a tus hijos con ciertos papeles, como el Cerebrito, la Belleza, el Tranquilo, el Simpático o el Difícil. Los niños tienen que experimentar con múltiples papeles mientras crecen, y corres el riesgo de que el Problemático se convierta en eso para toda la vida y sienta envidia del Artista o de cualquier hermano que "tenga" el papel que él desea.
  
Dale al primogénito la atención que merece
El recién nacido puede acaparar toda la atención pero trata de dedicar parte del tiempo a estar sola con el mayor, aunque sea unos minutos al acostarlo o, simplemente, escuchándolo de verdad cuando te habla", dice la experta y autora Marian Borden.

"Gran parte de la rivalidad entre hermanos tiene que ver con la atención", añade Borden. Hacer ver al hermano mayor que no ha sido sustituido por el pequeño y que sigue teniendo un vínculo especial contigo, previene en gran medida el resentimiento.

Piensa en maneras de ayudar a tu hijo mayor a que no se sienta relegado cuando cuidas al recién nacido. Por ejemplo, si estás a punto de darle el pecho al bebé, puedes decirle al mayor: "Ahora tengo que darle de comer al bebé, ¿quieres sentarte a mi lado para que te lea algo o prefieres descansar?". Así le estás expresando que también te interesas por lo que él quiere.

De vez en cuando tampoco te olvides pensar en él antes que en el bebé. Alguna vez, cuando éste llore, en lugar de decir: "Espera un poco que el bebé está llorando", Faber recomienda decir: "Espera un minuto, chiquitín, ahora tengo que atarle el zapato a Carlos que tiene que irse al cole". El bebé puede esperar unos cuantos minutos y el hermano mayor se da cuenta de que, a veces, tu prioridad es él.
  
Acepta el conflicto, no lo reprimas
Hagas lo que hagas, el conflicto entre hermanos es un elemento inevitable de la vida familiar. Esperar que tus hijos se quieran y se apoyen el uno al otro siempre, genera expectativas poco realistas, tanto en ti como en ellos.

Ayúdales a tus hijos a entender que es normal enfadarse e irritarse de vez en cuando, incluso con las personas que queremos, sin que signifique que nos importan menos. Eso les ayudará a no sentirse culpables sólo por haberse enfadado. Después puedes ayudarles a encontrar maneras positivas de expresar sus sentimientos y solventar sus diferencias.
  
Escucha sus quejas y reconoce lo que les preocupa
Faber dice que el consejo más importante que ella da a los padres es escuchar las quejas contra los hermanos y no desecharlas sin más. "Lo mejor que puedes hacer es escuchar a cada hijo con respeto y luego animarlos a que se escuchen entre sí".

Te entrará la tentación de hacer de juez ("Siempre abusas de tu hermana pequeña"), jurado ("Me pongo del lado de María porque le quitas todos sus juguetes") y carcelero ("Hasta que aprendas a compartir con Pablo tu robot, ¡castigado a tu habitación!"). Pero la clave está en aguantarte y dejar que sean ellos quienes lo resuelvan.

Simplemente escuchar al niño cuando dice que siente envidia, o está enfadado o dolido con su hermano reduce su resentimiento porque se da cuenta de que lo estás apoyando. No tienes que estar de acuerdo con él. Tu papel es el de un mediador sereno que escucha la versión de cada hermano y hace que ambos se sientan comprendidos.

 Ayúdalos a manejar su ira
Cuando las cosas se ponen feas, muchos padres suponen que uno de los niños es el agresor y el otro la víctima. "Esa percepción no ayuda a que encuentren una solución mutua", dice Keyser. En vez de eso lo que consigue es obligar a los padres a tomar partido por uno o por otro, y ello sólo favorece el resentimiento

Según Keyser, la mejor intervención es encontrar un medio de apoyar a los dos. "Es bueno recordar que si un niño se comporta agresivamente es porque se siente infeliz". Si uno de tus hijos le está pegando al otro, probablemente es su forma de decir: "Me siento frustrado y asustado, y no sé cómo decirte lo enfadado que estoy".

Si la discusión se ha convertido en pelea, sepáralos y diles que no puedes permitir que se hagan daño. Cuando los hayas separado, dales un momento para que se tranquilicen. Luego, pídeles que expresen su frustración de una manera más positiva.

Keyser recomienda decir: "Parece que estás muy enfadado. Me pregunto si hay otra manera más tranquila de expresar ese sentimiento para que tu hermano sepa lo que te ocurre".

 Pasa del conflicto a la reconciliación
Faber sugiere que ayudes a tus niños a identificar sus sentimientos ("¡Parece que estáis muy enfadados!") o deseos ("Santiago, ya veo que te encantaría jugar con ese camión de bomberos"). A continuación, puedes guiarlos para que encuentren una solución pacífica a su conflicto ("¿Por qué no imagináis que hay un incendio y lo apagáis juntos?", o "¿Queréis que pongamos el reloj y jugáis por turnos con el camión?").

En caso de un niño pequeño al que todavía le cueste hablar y trate de expresarse a base de patadas y gritos de rabia, puedes poner voz a sus sentimientos, por ejemplo: "Te has enfadado mucho porque el bebé te tiro la construcción de bloques. Vamos a buscar un sitio donde puedas jugar con ellos para que eso no vuelva a pasar".

Cuando tus hijos discutan (y lo harán), es importante que te recuerdes a ti misma, y ellos recuerden, lo más importante: que la familia dura toda la vida. "Una cosa que nunca puedes quitarles a tus hijos es su historia compartida", dice Faber. "Nadie compartió esos años en esa casa con esos padres. Eso será suyo para siempre. A partir de ahí pueden formar un vínculo muy fuerte".
  
Los siete consejos de BabyCenter: Respuestas estupendas para las quejas de los hermanos
¿Nunca has deseado tener una respuesta mejor para las preguntas y quejas de tus hijos respecto a sus hermanos? Veamos algunas sugerencias de Adele Faber para responder inteligentemente.

1.HERMANO MAYOR: "Por qué vas a tener otro bebé? Yo no quiero a nadie más".
En lugar de: "Verás cómo quieres al bebé. Vas a tener a alguien con quien jugar".
Considera: "¿Eso es lo que sientes? Cuéntame más. Luego te diré que tú siempre serás mi único y queridísimo hijo mayor".
  
2. HERMANO MAYOR: "¿A quién quieres más?"
En lugar de: "Os quiero a los dos igual"
Considera: "Esa es una pregunta muy difícil porque los dos sois especiales para mí. Os quiero a cada uno por ser como son".

3. HERMANO MAYOR: "¡Ga, ga, gu gu … ua, ua … mamá!".
En lugar de: "Deja de comportarte como un bebé. Ya eres un niño mayor".
Considera: "¿Quieres jugar a los bebés? Ven, siéntate en mis rodillas para que te arrulle".

4. HERMANO MAYOR: "Siempre le prestas más atención a ella que a mí".
En lugar de: "¡Eso no es verdad! Te presto atención constantemente".
Considera: "¿Te gustaría pasar más tiempo conmigo? A mí también me gustaría pasar más tiempo contigo. ¿Quieres que juguemos los dos solos más tarde?"

5. HERMANO MAYOR: "¿Por qué siempre te pones de su parte?"
En lugar de: "Yo no me pongo siempre de su parte, pero a veces tú te comportas muy mal con tu hermanito".
Considera: "¿Eso crees? ¿Por qué no me ayudas a entender mejor lo que sientes para que pueda ser justa con los dos?"

6. HERMANO MAYOR: "Odio a mi hermana"
En lugar de: "No es verdad; quieres a tu hermana"
Considera: "Algo de lo que ha dicho o hecho tu hermana te ha enfadado mucho".

7. HERMANO MAYOR: "Me gustaría que este bebé no hubiese nacido nunca".
En lugar de: "¿Cómo puedes decir algo tan desagradable de tu hermanito?"
Considera: "Algunas veces sí que te gusta el bebé, pero ahora no lo quieres aquí. Yo sé que los bebés pueden ser muy molestos a veces, pero cuando sea más mayor y puedas jugar con él te encantará"
FUENTE: www.babycenter.es

viernes, 2 de diciembre de 2011

Una más por el blog...

Hola a todos,  soy Paloma, la madre de Iván (un cangrejito de Eva...) y a partir de ahora voy a compartir algunas experiencias con vosotros, colaborando codo con codo con Laura, que actualmente se está encargando de gestionar el blog de la escuela, nuestro blog.
Este sitio es nuestro y por tanto vamos a vivirlo como tal, como un lugar de encuentro e intercambio. Animo  a todos los interesados a participar activamente y no dejar que estos años de nuestros peques pasen sin haber sabido dar un paso más.
Poco a poco nos iremos conociendo.
Hasta la próxima,
Paloma Vicente

jueves, 1 de diciembre de 2011

5º Mercadillo de Banco del Tiempo



Mañana viernes día 2 de diciembre los bancos de tiempo del Ayuntamiento de Madrid - hay un banco de tiempo por cada CAF o Centro de  Apoyo la Familia, concretamente siete – han organizado su 5º mercadillo de trueque para usuarios y público en general al objeto de dar a conocer sus actividades y trocar e intercambiar cosas que puedan ser útiles a otros, el lugar será en el Centro Cultural la Casa del Reloj (Nave de Terneras) en el Pº de la Chopera 6 y 10, la recepción de los objetos a trocar será a partir de las 17:30 horas y los intercambios se realizarán de 18 a 20 horas.
La moneda alternativa para facilitar el intercambio es el KRÓNOS, moneda  no acumulable una vez finalice el mercadillo, con una validez de 10 KRÓNOS = 1 hora.

Algunas normas de este mercadillo:
  • Cada socio debe valorar sus objetos a intercambiar en KRÓNOS,
    • siempre en múltiplos de 5 
    • la suma de todos sus objetos no supere los 50 krónos
  • Toda persona (mayor de 3 años) por el hecho de acudir al mercadillo recibe 10 krónos
  • Los socios/as de los bancos de tiempo del Ayuntamiento de Madrid tendrán 10 krónos y además todo el saldo de su cuenta de horas actualizada que podrán cambiar allí mismo en krónos si quiere intercambiar un objeto de mayor valor.
Algunas recomendaciones más: 
  • Los objetos a intercambiar deben estar en buen estado
  • El número máximo de objetos que pueden traerse por cada asistente es de 6
  • La tasación de los objetos que se traigan las hace el propio que las trae porque nadie sabe mejor qué valor tienen que su propietario
  • El valor total de todos tus objetos no puede superar los 50 KRÓNOS 
  • Al final del Mercadillo cada persona se hace cargo de los objetos que ha traído y no se ha intercambiado

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Miércoles de cuento II


Colín estaba muy enfadado y tristón. Se puso a tirar, a romper y a derramar; a gritar; a llorar; a golpear y a patalear. Rompió, astilló, machacó y aporreó…

-¡Ay Dios mío! –Dijo su madre-. ¿Qué es todo este lío?

Y Colín dijo:

- Soy un zorro pequeño, enfadado y tristón y nadie me quiere de corazón.

- ¡Pero, Colín…! –Dijo su madre-. Enfadado o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.

Y Colín dijo:- Si fuera un oso pardo, ¿todavía me querrías y me cuidarías?

- Pues claro –dijo su madre-. Seas oso o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.

Y Colín dijo:- Si me volviese gusano ¿todavía me querrías y me mimarías?

-Pues claro que sí –dijo su madre-, gusano o no, pase lo que pase, siempre te querré de corazón.

-¿Pase lo que pase? –dijo Colín, y sonrió. ¿Y si fuera cocodrilo?

Y su madre dijo:-De besos mimos te cubriría y por las noches, te arroparían.

-¿El cariño se gasta? –Preguntó Colín-. ¿Se rompe o se dobla? ¿Se puede coser o pegar? ¿Se puede arreglar?

-¡Vaya, vaya! –Dijo su madre-, tantas cosas no sé, pero te aseguro que siempre te querré.

Y Colín dijo: -Pero, cuando te mueras y te hayas ido, ¿me seguirás queriendo? ¿El cariño sigue vivo?

Su madre lo llevó, amorosa, a ver la noche serena con la luna luminosa y las brillantes estrellas. –Colín, fíjate en esos luceros que brillan como diamantes: aunque algunos ya murieron siglos y siglos antes…siguen brillando de noche el año entero. El cariño, como su luz, no muere, es duradero.

Debi Gliori


pd. Aprovecho la ocasión para despedirme del consejo escolar, ha sido una experiencia enriquecedora compartir este espacio con Laura, la responsable del funcionamiento de este blog y con la que he aprendido a trabajar en equipo desde la diferencia y con Alberto que aún nos acompaña en la distancia.

Estoy contenta con la Escuela y con el camino recorrido, pero en mi opinión, en un servicio público, gestionado por una empresa privada, nuestra voz y nuestra participación es fundamental y más en tiempos de crisis.

Siento que las educadoras están muy abiertas a nuestra participación y es una pena que se desaproveche el espacio que nos brindan.

Os animo a presentaros a las elecciones al consejo escolar, da gusto sentirse dentro.



miércoles, 23 de noviembre de 2011

Miércoles de cuento

La mamá de Iván de la clase de CANGREJOS nos ha mandado unos cuentos, así que hemos pensado publicar uno cada miércoles, y aquí va el primero:


Hansel y Gretel
Al lado de un frondoso bosque vivía un pobre leñador con su mujer y sus dos hijos: el niño se llamaba Hansel, y la niña, Gretel. Apenas tenían qué comer y, en una época de escasez que sufrió el país, llegó un momento en que el hombre ni siquiera podía ganarse el pan de cada día.
Estaba el leñador una noche en la cama, sin que las preocupaciones le dejaran pegar ojo, cuando, desesperado, dijo a su mujer:
-¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo daremos de comer a los pobres pequeños? Ya nada nos queda.
-Se me ocurre una idea -respondió ella-. Mañana, de madrugada, nos llevaremos a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos.
-¡Por Dios, mujer! -replicó el hombre-. Eso no lo hago yo. ¡Cómo voy a abandonar a mis hijos en el bosque! No tardarían en ser destrozados por las fieras.
-¡No seas necio! -exclamó ella-. ¿Quieres, pues, que nos muramos de hambre los cuatro? ¡Ya puedes ponerte a aserrar las tablas de los ataúdes!
Y no cesó de importunarle, hasta que el pobre leñador accedió a lo que le proponía su mujer.
-Pero los pobres niños me dan mucha lástima -concluyó el hombre.
Los dos hermanitos, a quienes el hambre mantenía siempre desvelados, oyeron lo que la madrastra dijo a su padre.
Gretel, entre amargas lágrimas, dijo a Hansel:
-¡Ahora sí que estamos perdidos!
-No llores, Gretel -la consoló el niño-, y no te aflijas, que yo me las arreglaré para salir del paso.
Cuando los viejos estuvieron dormidos, Hansel se levantó, se puso la chaquetilla y, sigilosamente, abrió la puerta y salió a la calle. Brillaba una luna espléndida, y los blancos guijarros que estaban en el suelo delante de la casa, relucían como monedas de plata. Hansel fue recogiendo piedras hasta que no le cupieron más en los bolsillos de la chaquetilla. De vuelta a su cuarto, dijo a Gretel:
-Nada temas, hermanita, y duerme tranquila. Dios no nos abandonará.
Y volvió a meterse en la cama.
Con las primeras luces del día, antes aun de que saliera el sol, la mujer fue a llamar a los niños:
-¡Vamos, holgazanes, levantaos! Hemos de ir al bosque a por leña.
Y dando a cada uno un mendruguillo de pan, les advirtió:
-Aquí tenéis esto para el almuerzo, pero no os lo vayáis a comer antes, pues no os daré nada más.
Gretel recogió el pan en su delantal, puesto que Hansel llevaba los bolsillos llenos de piedras, y emprendieron los cuatro el camino del bosque. De cuando en cuando, Hansel se detenía para mirar hacia atrás en dirección a la casa. Entonces, le dijo el padre:
-Hansel, no te quedes rezagado mirando para atrás. ¡Vamos, camina!
-Es que miro mi gatito blanco, que está en el tejado diciéndome adiós -respondió el niño.
Y replicó la mujer:
-Tonto, no es el gato, sino el sol de la mañana, que se refleja en la chimenea.
Pero lo que estaba haciendo Hansel no era mirar al gato, sino ir arrojando blancas piedrecitas, que sacaba del bolsillo, a lo largo del camino.
Cuando estuvieron en medio del bosque, dijo el padre:
-Ahora recoged leña, pequeños; os encenderé un fuego para que no tengáis frío.
Hansel y Gretel se pusieron a coger ramas secas hasta que reunieron un montoncito. Encendieron una hoguera y, cuando ya ardía con viva llama, dijo la mujer:
-Poneos ahora al lado del fuego, niños, y no os mováis de aquí; nosotros vamos por el bosque a cortar leña. Cuando hayamos terminado, vendremos a recogeros.
Los dos hermanitos se sentaron junto al fuego y, al mediodía, cada uno se comió su mendruguillo de pan. Y, como oían el ruido de los hachazos, creían que su padre estaba cerca. Pero, en realidad, no era el hacha, sino una rama que él había atado a un árbol seco, y que el viento hacía chocar contra el tronco.
Al cabo de mucho rato de estar allí sentados, el cansancio les cerró los ojos, y se quedaron profundamente dormidos. Despertaron bien entrada la noche, en medio de una profunda oscuridad.
-¿Cómo saldremos ahora del bosque? -exclamó Gretel, rompiendo a llorar.
Pero Hansel la consoló:
-Espera un poco a que salga la luna, que ya encontraremos el camino.
Y cuando la luna estuvo alta en el cielo, Hansel, cogiendo de la mano a su hermanita, se fue guiando por las piedrecitas blancas que, brillando como monedas de plata, le indicaron el camino.
Estuvieron andando toda la noche, y llegaron a la casa al despuntar el alba. Llamaron a la puerta y les abrió la madrastra, que, al verlos, exclamó:
-¡Diablo de niños! ¿Qué es eso de quedarse tantas horas en el bosque? ¡Ya creíamos que no pensabais regresar!
Pero el padre se alegró de que hubieran vuelto, pues le remordía la conciencia por haberlos abandonado.
Algún tiempo después hubo otra época de miseria en el país que volvió a afectarles a ellos. Y los niños oyeron una noche cómo la madrastra, estando en la cama, decía a su marido:
-Otra vez se ha terminado todo; sólo nos queda media hogaza de pan. Tenemos que deshacernos de los niños. Los llevaremos más adentro del bosque para que no puedan encontrar el camino; de otro modo, no hay salvación para nosotros.
Al padre le dolía mucho abandonar a los niños, y dijo:
-Mejor harías compartiendo con tus hijos hasta el último bocado.
Pero la mujer no atendía a razones, y lo llenó de reproches e improperios; de modo que el hombre no tuvo valor para negarse y hubo de ceder otra vez.
Sin embargo los niños estaban aún despiertos y oyeron la conversación. Cuando los viejos se durmieron, Hansel se levantó de la cama con intención de salir a recoger guijarros como la vez anterior; pero no pudo hacerlo, pues la mujer había cerrado la puerta. Dijo, no obstante, a su hermanita para consolarla:
-No llores, Gretel, y duerme tranquila, que Dios nos ayudará.
A la mañana siguiente se presentó la mujer a sacarlos de la cama y les dio su pedacito de pan, más pequeño aún que la vez anterior.
Camino del bosque, Hansel iba desmigando el pan en el bolsillo y, deteniéndose de trecho en trecho, dejaba caer miguitas en el suelo.
-Hansel, ¿por qué te paras a mirar atrás? -dijo el padre-. ¡Vamos, no te entretengas!
-Estoy mirando a mi palomita, que desde el tejado me dice adiós.
-¡Tarugo! -intervino la mujer-, no es tu palomita, sino el sol de la mañana, que se refleja en la chimenea.
Pero Hansel fue sembrando de migas todo el camino. La madrastra condujo a los niños aún más adentro del bosque, a un lugar en el que nunca había estado. De nuevo encendieron un gran fuego, y la mujer les dijo:
-Quedaos aquí, pequeños, y si os cansáis, podéis dormir un poco. Nosotros vamos a por leña y, al atardecer, cuando hayamos terminado, volveremos a recogeros.
A mediodía, Gretel repartió su pan con Hansel, ya que él había esparcido el suyo por el camino. Luego se quedaron dormidos, sin que nadie se presentara a buscarlos; se despertaron cuando era ya noche cerrada. Hansel consoló a Gretel diciéndole:
-Espera un poco, hermanita, a que salga la luna; entonces veremos las migas de pan que yo he ido arrojando al suelo, y nos mostrarán el camino de vuelta.
Cuando salió la luna se dispusieron a regresar, pero no encontraron ni una sola miga; se las habían comido los miles de pajarillos que volaban por el bosque. Hansel dijo entonces a Gretel:
-Encontraremos el camino.
Pero no lo encontraron. Anduvieron toda la noche y todo el día siguiente, desde la madrugada hasta el atardecer, sin lograr salir del bosque; además estaban hambrientos, pues no habían comido más que unos pocos frutos silvestres, recogidos del suelo. Y como se sentían tan cansados que las piernas se negaban ya a sostenerlos, se echaron al pie de un árbol y se quedaron dormidos.
Y amaneció el día tercero desde que salieron de casa. Reanudaron la marcha, pero cada vez se internaban más profundamente en el bosque; si alguien no acudía pronto en su ayuda, morirían de hambre. Sin embargo, hacia el mediodía, vieron un hermoso pajarillo blanco como la nieve, posado en la rama de un árbol; cantaba tan alegremente, que se detuvieron a escucharlo. Cuando hubo terminado de cantar, abrió sus alas y emprendió el vuelo; y ellos lo siguieron, hasta llegar a una casita, en cuyo tejado se posó; al acercarse, vieron que la casita estaba hecha de pan y cubierta de chocolate, y las ventanas eran de puro azúcar.
-¡Vamos a por ella! -exclamó Hansel-. Nos vamos a dar un buen banquete. Me comeré un pedacito del tejado; tú, Gretel, puedes probar la ventana, verás lo dulce que es.
Hansel se encaramó al tejado y partió un trocito para probar a qué sabía, mientras Gretel mordisqueaba en la ventana. Entonces oyeron una fina voz que venía de la casa, pero siguieron comiendo sin dejarse intimidar. Hansel, a quien el tejado le había gustado mucho, arrancó un gran trozo y Gretel, tomando todo el cristal de una ventana, se sentó en el suelo a saborearlo. Entonces se abrió la puerta bruscamente y salió una mujer muy vieja, que caminaba apoyándose en un bastón.
Los niños se asustaron de tal modo, que soltaron lo que tenían en las manos; pero la vieja, moviendo la cabeza, les dijo:
-¡Hola, queridos niños!, ¿quién os ha traído hasta aquí? Entrad y quedaos conmigo que no os haré ningún daño.
Y, cogiéndolos de la mano, los metió dentro de la casita, donde había servida una apetitosa comida: leche con bollos azucarados, manzanas y nueces. Después los llevó a dos camitas que estaban preparadas con preciosas sábanas blancas, y Hansel y Gretel se acostaron en ellas, creyéndose en el cielo.
La vieja aparentaba ser muy buena y amable, pero, en realidad, era una bruja malvada que acechaba a los niños para cazarlos, y había construido la casita de pan con chocolate con el único objeto de atraerlos. Cuando un niño caía en su poder, lo mataba, lo cocinaba y se lo comía; esto era para ella una gran fiesta. Las brujas tienen los ojos rojizos y son muy cortas de vista; pero, en cambio, su olfato es muy fino, como el de los animales, por lo que desde muy lejos advierten la presencia de las personas. Cuando sintió que se acercaban Hansel y Gretel, dijo riéndose malignamente:
-¡Ya son míos; éstos no se me escapan!
Se levantó muy temprano, antes de que los niños se despertaran, y al verlos descansar tan plácidamente, con aquellas mejillas sonrosadas, murmuró entre dientes:
-¡Serán un buen bocado!
Y agarrando a Hansel con sus huesudas manos, lo llevó a un pequeño establo y lo encerró tras unas rejas. El niño gritó con todas sus fuerzas, pero todo fue inútil. Se dirigió entonces a la cama de Gretel y despertó a la pequeña, sacudiéndola violentamente y gritándole:
-¡Levántate, holgazana! Ve a buscar agua y prepárale algo bueno de comer a tu hermano; está afuera en el establo y quiero que engorde. Cuando esté bien gordo, me lo comeré.
Gretel se echó a llorar amargamente, pero todo fue en vano; tuvo que hacer lo que le pedía la malvada bruja. Desde entonces a Hansel le sirvieron comidas exquisitas, mientras Gretel no recibía sino migajas. Todas las mañanas bajaba la vieja al establo y decía:
-Hansel, saca el dedo, que quiero saber si estás gordito.
Pero Hansel, en vez del dedo, sacaba un huesecito, y la vieja, que tenía la vista muy mala, creía que era realmente el dedo del niño, y se extrañaba de que no engordase. Cuando, al cabo de cuatro semanas, vio que Hansel continuaba tan flaco, perdió la paciencia y no quiso esperar más tiempo:
-¡Anda, Gretel -dijo a la niña-, ve a buscar agua! Esté gordo o flaco tu hermano, mañana me lo comeré.
¡Oh, cómo gemía la pobre hermanita cuando venía con el agua, y cómo le corrían las lágrimas por sus mejillas!
-¡Dios mío, ayúdanos! -exclamó-. ¡Ojalá nos hubiesen devorado las fieras del bosque; por lo menos habríamos muerto juntos!
-¡Deja ya de lloriquear! -gritó la vieja-; ¡no te servirá de nada!
Por la mañana muy temprano, Gretel tuvo que salir a llenar de agua el caldero y encender el fuego.
-Primero coceremos pan -dijo la bruja-. Ya he calentado el horno y preparado la masa.
Y de un empujón llevó a la pobre niña hasta el horno, de donde ya salían llamas.
-Entra a ver si está bastante caliente para meter el pan -dijo la bruja.
Su intención era cerrar la puerta del horno cuando la niña estuviese dentro, para asarla y comérsela también. Pero Gretel adivinó sus intenciones y dijo:
-No sé cómo hay que hacerlo; ¿cómo puedo entrar?
-¡Habráse visto criatura más tonta! -replicó la bruja-. Bastante grande es la abertura; yo misma podría pasar por ella.
Y para demostrárselo, se adelantó y metió la cabeza en el horno. Entonces Gretel, de un empujón, la metió dentro y, cerrando la puerta de hierro, echó el cerrojo. ¡Qué chillidos tan espeluznantes daba la bruja! ¡Qué berridos más espantosos! Pero Gretel echó a correr, y la malvada bruja acabó muriendo achicharrada miserablemente.
Corrió Gretel al establo donde estaba encerrado Hansel y le abrió la puerta, exclamando:
-¡Hansel, estamos salvados; la vieja bruja ha muerto!
Entonces saltó el niño fuera, como un pájaro al que se le abre la jaula. ¡Qué alegría sintieron los dos! ¡Cómo se abrazaron! ¡Cómo se besaron y saltaron! Y como ya nada tenían que temer, recorrieron la casa de la bruja, y en todos los rincones encontraron cajas llenas de perlas y piedras preciosas.
-¡Más valen éstas que los guijarros! -exclamó Hansel, llenándose de ellas los bolsillos.
Y dijo Gretel:
-También yo quiero llevar algo a casa.
Y, a su vez, se llenó el delantal de piedras preciosas.
-Vámonos ahora -dijo el niño-; debemos salir de este bosque embrujado.
Después de algunas horas de camino llegaron a un ancho río.
-No podemos pasar -dijo Hansel-, no veo ni vado ni puente.
-Tampoco hay ninguna barca -añadió Gretel-; pero mira, allí nada un pato blanco; si se lo pido nos ayudará a pasar el río.
Gretel llamó al patito pidiéndole que los ayudara.
El patito se acercó y Hansel se montó en él, y pidió a su hermanita que se sentara a su lado.
-No -replicó Gretel-, sería muy pesado para el patito; es mejor que nos lleve uno tras otro.
Así lo hizo el buen patito, y cuando ya estuvieron en la otra orilla y hubieron caminado un rato, el bosque les fue siendo cada vez más familiar, hasta que, al fin, descubrieron a lo lejos la casa de su padre. Echaron entonces a correr, entraron como una tromba y se echaron en los brazoso de su padre. El pobre hombre no había tenido una sola hora de felicidad desde el día en que abandonara a sus hijos en el bosque; la madrastra había muerto. Sacudió Gretel su delantal y todas las perlas y piedras preciosas saltaron y rodaron por el suelo, mientras Hansel vaciaba también a puñados sus bolsillos. Se acabaron desde entonces todas las penas y, en adelante, vivieron los tres muy felices y contentos. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Nuestras PROFES

Hemos pensado ir presentado a las profes de la escuela, para poder conocerlas un poquito más y sobre todo saber quién es quién cuando nos las cruzamos por los pasillos, porque fuera de la educadora de nuestro peque, ¿a cuántas más podemos reconocer y poner nombre?

Así que les hemos pedido un esfuerzo más, y serán ellas las que nos cuenten un poquito más de ellas, junto con una foto de cómo eran cuando eran como nuestros enanos, y cómo son ahora, para poder ponerles cara.

Y hoy la prota es... Carolina (Apoyo de Bebés y encargada de los desayunos)



Verónica (mamá de Oriol 3 años) 
Podría decir de Carolina que es una profesional competente, comprometida, responsable, cariñosa, divertida; pero creo que su principal característica es que es una excelente persona. No sólo se encarga de cuidar a nuestros hijos, sino de enseñarles y motivarles. Se involucra con cada niño, dando lo mejor de ella.
Sin embargo, todo tiene un pero. Pone tan alto el listón, que luego no os gustarán tanto el resto de profesores de vuestros hijos. Os lo prometo.

Asier (3 años) 
Carolina es muy guapa, y es Carolina y le gustan los aviones

Santiago (3 años) 

Eres mayor, guapa, buena y lo más sorprendente “es que siempre dices que sí, no dices que no nunca” 

Marta (8 años) y Gonzalo (6 años) 
Marta: "Era muy buena y hacíamos lo que queríamos. Morena, con el pelo así como... con rizos". 
Gonzalo: "Tenía pelo rizado, oscuro, buena y no regañaba y... no sé más" 

Marcos (3 años) y su mamá 
Marcos dice que eres "guapa" y "buena" Para él ese es el adjetivo que te define (lo que ocurre es que aún no dispone de mucho mas léxico). Pero lo que yo recuerdo y así permanecerás para siempre es que de los 2 a los tres años de mi hijo tú eras "con quien Marcos soñaba por las noches". Creo que te lo dije en alguna ocasión. Por lo tanto, para mi hijo eres la profe guapa y buena  con quien soñar.

Carlota(8 años)